Medianoche. El viento helado con migajas de cenizas da silbidos aleatorios que se parecen a la banda sonora de algún dibujo animado de Disney. Yo me pregunto porqué no hay casi ningún sonido afuera, e instantáneamente me respondo que tal vez es uno de esos momentos en los que la vida se detiene para darnos algún obsequio. El silencio de esta medianoche llega como una ultima esperanza. Y entonces uno casi no debe preocuparse por pertenecer a la case media-baja y tener que soportar la vida diaria, los autos, los malos olores y el sentido común de quienes no tienen más que eso. Llega para que uno pueda pasarse el rato, mirar videos, tomar café y habitar despreocupadamente porque sabemos a ciencia cierta que mañana no estará.
Resulta demasiado triste y real. El silbido agudo del viento, la tormenta, el frío del otoño, algunos insectos tratando de aparearse… toda una secuencia de acontecimientos que nos ignoran, que nada más suceden porque existe un equilibrio insuperable que simplemente está ahí, aguardando que todo suceda. Y uno se tiene que conformar con las pantuflas, con ir a dormir y que las sábanas no estén lo suficientemente frías, con mirar el cielo y saludar a tu padre.
A veces todo eso parece suficiente. Simplemente saber que mañana todo estará ahí. Tal como lo dejaste.
Ya te lo dije por FB. Me gustó muchísimo. No dejes de escribir.
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