Hola nuevo mundo. piedra dura. desolación. hola nubes blancas y grises que vuelan sobre la ciudad. Que bailan en el cielo. Hola. si. Hola.
Me había quedado dormida, y supuse que el sonido que entraba por mi oído derecho, era de la ventana oeste, la que da a la calle. Pero cuando abrí los ojos, noté que la ventana estaba cerrada, y entonces me acomodé para dormir un rato más, para quedarme soñando toda la tarde, para tener algo que hacer. No sabía si tenía frío, porque era algo que ya no me preguntaba, como una sensación que había dejado de sentir, como el dolor, el miedo y el odio. Entonces vino el sueño, y también la pesadilla. Y todo era hermoso, y la música aparecía, y luego se iba, junto con la imagen y el viento que mezclaba el olor a lluvia con los pasos que salían de los zapatos sucios. Las gotitas caían en el río, y había miles de peces que tenían miedo de salir, de asomarse a mirar la vida del otro lado. Entonces miraste fijo la enorme masa de agua marrón, toda agitada, y pensaste que tal vez podíamos quedarnos un rato más, que tal vez no era nada peligroso. Y nos quedamos hasta la tarde, hasta que la lluvia se hizo finita, y casi no hacía ruido sobre el agua. Y debió ser un momento hermoso, porque no lo recuerdo, porque casi nunca registro los ratos hermosos. Nos tiramos ahí, en el pasto húmedo, lleno de bichitos que yo no conocía. Y el cielo estaba de un color muy extraño, tirando las lágrimas a la tierra, con desgano, como si fuera parte del día. Yo miraba todo, quería entenderlo todo, quería cargarme de todas esas imágenes, esos olores, esos silencios que me dabas siempre. Y de pronto ya no hubo más peces, y casi era de noche. Y dijiste que era hora de irse, de volver a la casa. Y nos pusimos los zapatos mojados y nos fuimos, y dejamos atras, la lluvia y el río agitado por las gotitas. Y nos llevamos el silencio.
21 de junio de 2009
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